En este versículo, Dios habla con Moisés, asegurándole que intervendrá de manera poderosa para liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto. Al extender su mano, Dios indica su participación directa y autoridad sobre la situación. Las maravillas que realizará son las plagas que demostrarán su supremacía sobre los dioses egipcios y el poder de Faraón. Esta intervención divina no solo se trata de la liberación, sino también de revelar la naturaleza y el poder de Dios tanto a los israelitas como a los egipcios.
La promesa de que Faraón finalmente dejará ir a los israelitas destaca la certeza del plan de Dios. A pesar de la resistencia inicial de Faraón, las acciones de Dios conducirán al resultado deseado. Esta certeza está destinada a fortalecer la fe y la determinación de Moisés mientras se prepara para confrontar a Faraón. Para los creyentes de hoy, este versículo sirve como un recordatorio de la fidelidad de Dios y su capacidad para liberar a su pueblo de la opresión. Anima a confiar en el tiempo y los métodos de Dios, incluso cuando el camino hacia la libertad parece desalentador o retrasado.