Dios le proporciona a Moisés instrucciones específicas para la ordenación de Aarón y sus hijos como sacerdotes, enfatizando la importancia de la pureza ritual y la preparación. El acto de llevar el becerro ante el tabernáculo y que Aarón y sus hijos impongan sus manos sobre su cabeza es profundamente simbólico. Este gesto representa la transferencia de sus pecados e impurezas al becerro, que será sacrificado posteriormente. Este ritual significa expiación y la purificación necesaria para aquellos que han de servir en el papel sacerdotal. Resalta la seriedad de acercarse a Dios y la necesidad de limpieza del pecado, reconociendo la imperfección humana. La imposición de manos es un acto poderoso de identificación y sustitución, que apunta a la necesidad de un mediador entre la humanidad y Dios. Esta práctica anticipa el sacrificio supremo de Cristo, quien asume sobre sí los pecados del mundo. Para los creyentes de hoy, sirve como un recordatorio de la importancia de estar espiritualmente listos y de la gracia ofrecida a través de Jesucristo, lo que nos permite servir a Dios con un corazón puro.
Y llevarás al becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro.
Éxodo 29:10
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