En la antigua tradición israelita, el tabernáculo de reunión era un espacio sagrado donde Dios se encontraba con Su pueblo. Las lámparas mencionadas en este versículo formaban parte del candelabro, una lámpara de siete brazos que tenía un gran simbolismo religioso. Aarón y sus hijos, como sacerdotes, eran responsables de mantener estas lámparas encendidas desde la tarde hasta la mañana, simbolizando la presencia perpetua de Dios entre los israelitas. Esta práctica no era solo un ritual, sino una profunda expresión de fe y compromiso con Dios. Recordaba a los israelitas su pacto con Él y su responsabilidad de cumplir Sus mandamientos. La luz de las lámparas representaba la guía y protección de Dios, iluminando el camino para Su pueblo. Este estatuto debía ser observado por las generaciones futuras, enfatizando la naturaleza atemporal del pacto de Dios y la necesidad constante de vigilancia espiritual y devoción. Al mantener las lámparas encendidas, los israelitas reconocían la soberanía de Dios y su dependencia de Su presencia divina.
En el tabernáculo de reunión, delante del testimonio, Aarón y sus hijos lo ordenarán desde la tarde hasta la mañana, delante de Jehová; esto será estatuto perpetuo para los hijos de Israel por sus generaciones.
Éxodo 27:21
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