Jetro, el suegro de Moisés, le aconseja asumir el papel de mediador entre los israelitas y Dios. El consejo de Jetro está fundamentado en la practicidad y la sabiduría espiritual, sugiriendo que Moisés no debe cargar solo con el peso del liderazgo. Al actuar como representante, Moisés puede llevar las disputas del pueblo ante Dios, asegurando que sus preocupaciones sean atendidas con una visión divina. Este consejo subraya la importancia de la delegación y la compartición de responsabilidades, lo que puede prevenir el agotamiento y mejorar la efectividad del liderazgo.
El pasaje también refleja el tema bíblico más amplio de buscar y valorar el consejo sabio. La sugerencia de Jetro no se trata solo de una gestión práctica, sino de asegurar que Moisés permanezca conectado con Dios, quien es la fuente última de sabiduría y justicia. Esta narrativa anima a los líderes a estar abiertos a consejos, a reconocer sus limitaciones y a confiar en la guía de Dios. Sirve como un recordatorio de que el liderazgo no es un viaje solitario, sino un esfuerzo colaborativo que implica escuchar, aprender y apoyarse en lo divino.