Los israelitas son recordados de los eventos milagrosos que han presenciado directamente, como la apertura del Mar Rojo, la provisión de maná y la derrota de sus enemigos. Estas experiencias no son solo relatos transmitidos, sino encuentros personales con el poder y la fidelidad de Dios. Al recordar estos eventos, se les anima a permanecer fieles y obedientes a los mandamientos de Dios mientras se preparan para entrar en la Tierra Prometida.
Este versículo subraya la importancia de la experiencia personal en la formación de la fe. Destaca cómo ser testigos de la obra de Dios de primera mano puede fortalecer la creencia y el compromiso. Para los creyentes de hoy, sirve como un recordatorio para reflexionar sobre sus propias experiencias de la presencia e intervención de Dios en sus vidas. Tales reflexiones pueden proporcionar aliento y seguridad, especialmente en tiempos difíciles. El versículo invita a los creyentes a confiar en la continua guía de Dios y a mantenerse firmes en su fe, sacando fuerza de los recuerdos de la fidelidad pasada de Dios.