Daniel recibe un mensaje reconfortante de un ser celestial, quien reconoce la estima que Dios tiene por él. Las palabras del mensajero, "no temas", son una reafirmación común en la Biblia, subrayando el deseo de Dios de que sus seguidores vivan sin miedo. La exhortación a "esforzarte" se repite, resaltando la importancia de la fortaleza interior y la resiliencia, dones que provienen de Dios. Al escuchar estas palabras, Daniel experimenta un renacer de fuerzas, ilustrando cómo el aliento divino puede empoderar y elevar a los creyentes.
Este pasaje destaca la relación íntima entre Dios y aquellos que le son fieles. Sirve como recordatorio de que Dios valora y estima a sus seguidores, proporcionándoles la paz y la fortaleza necesarias para enfrentar los desafíos de la vida. La interacción entre Daniel y el mensajero celestial también refleja el poder transformador de las palabras de Dios, que pueden revitalizar y preparar a las personas para continuar su camino espiritual. En resumen, este versículo ofrece un mensaje de esperanza y seguridad, animando a los creyentes a confiar en la presencia y el apoyo de Dios.