La huida de Moisés a Madián fue un momento crucial en su vida, impulsada por el miedo y la comprensión de las consecuencias de sus acciones. Criado en la corte real egipcia, Moisés disfrutó de una infancia privilegiada, pero su corazón siempre estuvo con su pueblo hebreo. Después de defender a un hebreo matando a un egipcio, se dio cuenta de que su acto había sido descubierto, lo que lo llevó a escapar a Madián. Esta huida no solo fue un cambio físico, sino también un viaje espiritual y personal. En Madián, Moisés vivió como extranjero, una condición que moldeó su identidad y humildad. Se casó con Séfora, la hija de Jetro, un sacerdote de Madián, y tuvo dos hijos, Gersón y Eliezer, marcando una nueva fase en su vida. Este tiempo en Madián fue fundamental para su desarrollo, permitiéndole crecer en sabiduría y carácter, preparándolo para su futuro papel de líder. Resalta cómo Dios puede utilizar períodos de exilio y soledad para preparar a las personas para propósitos mayores, recordándonos que nuestros caminos, incluso aquellos que parecen desvíos, son parte de un plan divino más grande.
Y al oír esto, Moisés huyó y vivió en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
Hechos 7:29
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