Hechos 13:33 se refiere al cumplimiento de las promesas de Dios mediante la resurrección de Jesucristo. Este versículo forma parte de un sermón pronunciado por Pablo, donde explica cómo la resurrección de Jesús es el cumplimiento de lo que se escribió en el segundo Salmo, que declara: 'Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado.' Esta conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento resalta la continuidad del plan redentor de Dios. Al resucitar a Jesús de entre los muertos, Dios afirmó la filiación divina de Jesús y su papel como Salvador. Este evento es central en la fe cristiana, ya que confirma la victoria de Jesús sobre la muerte y su autoridad como Hijo de Dios.
Para los creyentes, este versículo es un poderoso recordatorio de la fidelidad de Dios y la confiabilidad de sus promesas. Anima a los cristianos a ver a Jesús no solo como una figura histórica, sino como el cumplimiento vivo del pacto de Dios con la humanidad. La resurrección es una piedra angular de la esperanza cristiana, asegurando a los creyentes la vida eterna y el poder transformador del amor de Dios. Esta certeza invita a los cristianos a vivir con confianza en su fe, sabiendo que las promesas de Dios son verdaderas y su amor es eterno.