Pablo habla desde un lugar de convicción personal y experiencia, reconociendo su sufrimiento pero también expresando una profunda confianza en Dios. No se avergüenza de sus pruebas porque su fe está arraigada en un conocimiento profundo y personal de Dios. Este conocimiento no es solo intelectual, sino relacional, basado en la confianza y la experiencia. Pablo está convencido de que Dios es capaz de salvaguardar todo lo que le ha encomendado, lo que incluye su vida, ministerio y destino eterno.
Este pasaje asegura a los creyentes que su fe no es en vano, incluso cuando enfrentan dificultades. Enfatiza la importancia de conocer a Dios personalmente, lo que proporciona fortaleza y confianza. La frase 'hasta aquel día' se refiere al día de la venida de Cristo o al juicio final, destacando la perspectiva eterna que Pablo sostiene. Este enfoque eterno ayuda a los creyentes a soportar las dificultades presentes, sabiendo que Dios es fiel y cumplirá sus promesas. El versículo anima a una fe firme, recordando a los cristianos que sus compromisos espirituales están seguros en las capaces manos de Dios.