Alcimo, un sumo sacerdote con aspiraciones políticas, observa un cambio en el comportamiento de Nicanor hacia él, notando una creciente dureza. Reconociendo una posible amenaza a su propia posición, Alcimo aprovecha el momento para acercarse a Demetrio, el monarca gobernante. Acusa a Nicanor de ser infiel al gobierno, alegando que Nicanor ha nombrado a Judas Macabeo, conocido por su resistencia contra los poderes dominantes, como su sucesor. Esta acusación es significativa ya que se inserta en la narrativa más amplia de maniobras políticas y luchas por el poder durante este período turbulento en la historia judía.
El versículo subraya la naturaleza frágil de las alianzas políticas y el peligro siempre presente de la traición. Las acciones de Alcimo reflejan un tema común en las narrativas históricas y bíblicas: la búsqueda del poder a menudo lleva al engaño y la manipulación. Al acusar a Nicanor, Alcimo busca proteger su propia posición y posiblemente ganar el favor de Demetrio. Este momento captura la tensión entre la ambición personal y el panorama político más amplio, ilustrando cómo las acciones individuales pueden tener implicaciones de gran alcance.