Cuando la Reina de Saba visitó a Salomón, quedó impresionada por el esplendor y el orden de su reino. El versículo describe su reacción ante la lujosa comida, la digna disposición de los oficiales, los bien vestidos ministros y las ofrendas religiosas en el templo. Estos elementos reflejan no solo la riqueza material, sino una profunda sabiduría y bendición divina que Salomón poseía. La abrumadora respuesta de la Reina subraya la idea de que la verdadera sabiduría y prosperidad son regalos de Dios, destinados a ser compartidos e inspirar a otros. La corte de Salomón era un testimonio de la armonía y el orden que se pueden lograr cuando la sabiduría divina guía el liderazgo. Esta historia anima a los creyentes a buscar la sabiduría y a vivir de una manera que refleje la gloria de Dios, impactando positivamente a los demás. También nos recuerda que las bendiciones que recibimos no son solo para nuestro beneficio personal, sino para glorificar a Dios y servir como testimonio para otros.
Y los manjares de su mesa, y el asiento de sus oficiales, y la disposición de sus ministros, y sus vestiduras, y sus copas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová; no hubo más alabanza en ella que la que había oído.
2 Crónicas 9:4
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