Manasés, un rey que había llevado a su pueblo a la idolatría y lejos de Dios, se encontró en una situación desesperada. En su angustia, decidió volver al Señor, demostrando un profundo cambio de corazón. Este momento es significativo porque muestra que, sin importar cuán lejos se haya caído, siempre hay un camino de regreso a Dios a través del arrepentimiento y la humildad. La historia de Manasés es un testimonio de la disposición de Dios para perdonar y restaurar a aquellos que lo buscan sinceramente. Al humillarse ante el Dios de sus antepasados, Manasés reconoció sus errores y buscó reparar su relación con Dios. Este acto de humildad es un ejemplo poderoso para los creyentes, ilustrando que el arrepentimiento sincero puede llevar a la misericordia divina y a una vida renovada. El versículo anima a las personas a buscar el favor de Dios, especialmente en tiempos de angustia, confiando en Su compasión y disposición para perdonar.
Y cuando estuvo en angustias, oró a Jehová su Dios, y humillóse grandemente delante del Dios de sus padres.
2 Crónicas 33:12
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