Roboam, hijo de Salomón, tomó medidas para fortificar su reino al fortalecer varias ciudades, incluyendo Gat, Maresá y Zif. Estas ciudades formaban parte de una red de fortificaciones que servían como un colchón defensivo contra amenazas potenciales de regiones vecinas. Las acciones de Roboam demuestran su conciencia sobre la necesidad de seguridad y estabilidad en su reinado, especialmente tras la división de la monarquía unida en el reino del norte de Israel y el reino del sur de Judá.
La fortificación de estas ciudades no solo fue una estrategia militar, sino también un medio para garantizar la seguridad y prosperidad de su pueblo. Al asegurar estos lugares clave, Roboam buscaba proteger las rutas comerciales y mantener el control sobre territorios importantes. Esta previsión estratégica refleja el tema más amplio de la sabiduría en el liderazgo bíblico y la responsabilidad de los gobernantes de cuidar a sus súbditos. La mención de estas ciudades específicas proporciona una visión del contexto histórico y geográfico de la época, ilustrando los desafíos que enfrentaban los líderes para mantener la paz y la seguridad.