En este versículo, el apóstol Pablo habla del sacrificio supremo de Jesucristo, describiéndolo como un rescate dado por toda la humanidad. Esta metáfora de un rescate simboliza un pago realizado para liberar a alguien de la esclavitud o cautiverio, ilustrando cómo la muerte de Cristo libera a la humanidad de la atadura del pecado. La universalidad de este acto se enfatiza, subrayando que el sacrificio de Jesús no está limitado a un grupo específico, sino que está destinado a toda la humanidad. Esta inclusividad refleja el corazón del mensaje del Evangelio, invitando a todos a participar en la salvación ofrecida a través de Cristo.
La frase "testificado a su debido tiempo" sugiere que el plan de Dios se despliega según un tiempo divino. La revelación del acto sacrificial de Jesús se hizo conocida en el momento adecuado de la historia, asegurando que el mensaje de redención pudiera ser comunicado y abrazado de manera efectiva. Este aspecto del tiempo divino tranquiliza a los creyentes, recordándoles que Dios tiene el control y que Sus planes se ejecutan con precisión y propósito. Como seguidores de Cristo, este versículo nos llama a reconocer la magnitud de Su sacrificio y a vivir en gratitud, compartiendo el mensaje de esperanza y redención con los demás.