Durante la época de Samuel, Israel vivió un cambio significativo en su situación frente a los filisteos, un enemigo formidable. Los filisteos habían sido una amenaza constante, invadiendo y oprimendo a los israelitas. Sin embargo, bajo el liderazgo de Samuel, Israel experimentó una intervención divina que sometió a sus enemigos. Este versículo enfatiza que no fue solo la fuerza militar la que trajo la paz, sino la mano del Señor trabajando activamente contra los filisteos. El liderazgo de Samuel estuvo marcado por un regreso a la adoración y la obediencia a Dios, lo que generó este favor divino.
Este período de paz duró durante toda la vida de Samuel, ilustrando el impacto de un liderazgo justo y las bendiciones que provienen de seguir la guía de Dios. El versículo sirve como un poderoso recordatorio de la importancia de la renovación espiritual y del poder protector de Dios cuando su pueblo se vuelve a Él con fe. También destaca el papel de los líderes que guían a su pueblo hacia la fidelidad y la confianza en las promesas de Dios, resultando en paz y seguridad.