En este pasaje, se manifiesta una profunda devoción y respeto familiar. La construcción de siete pirámides, elaboradas con piedra pulida, actúa como un poderoso símbolo de recuerdo y honor. Este acto de edificación no se trata solo de crear estructuras físicas; representa un tributo sincero al legado perdurable de la familia. Cada pirámide es un testimonio del amor y respeto hacia el padre, la madre y cuatro hermanos, enfatizando la importancia de los lazos familiares y el deseo de mantener viva su memoria.
El uso de piedra pulida sugiere una sensación de permanencia y belleza, indicando que la memoria de estos seres queridos es atesorada y destinada a perdurar a lo largo del tiempo. Este pasaje invita a la reflexión sobre cómo recordamos y honramos a quienes han moldeado nuestras vidas, animándonos a considerar las maneras en que podemos preservar su legado. Subraya la experiencia humana universal de la pérdida y las formas en que buscamos mantener vivo el espíritu de nuestros seres queridos, recordándonos el profundo impacto que la familia tiene en nuestras vidas.