El mensaje de Pablo a los corintios enfatiza el inmenso valor que tienen los creyentes gracias al sacrificio de Cristo. Al decir "habéis sido comprados por precio", destaca el alto costo del sacrificio de Jesús, que se realizó para redimir a la humanidad del pecado y la muerte. Esta redención no es solo una transacción espiritual, sino un llamado a una vida transformada. Se insta a los creyentes a honrar a Dios con sus cuerpos, reconociéndolos como templos del Espíritu Santo. Esto significa vivir de una manera que refleje la santidad y el amor de Dios, tomando decisiones que estén alineadas con Su voluntad. Implica un enfoque holístico de la vida, donde las acciones físicas, los pensamientos y las intenciones están en armonía con las enseñanzas de Cristo. Este pasaje anima a los cristianos a vivir con un sentido de responsabilidad y gratitud, reconociendo el profundo amor y la gracia que se les ha extendido. Al honrar a Dios con sus cuerpos, los creyentes demuestran su compromiso de vivir una vida que lo glorifique, reflejando la nueva identidad que tienen en Cristo. Este llamado a honrar a Dios es universal, trascendiendo fronteras culturales y denominacionales, y habla al núcleo del discipulado cristiano.
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestros cuerpos y en vuestros espíritus, los cuales son de Dios.
1 Corintios 6:20
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