Pablo se dirige a los corintios con una pregunta retórica para resaltar la importancia de la resurrección. Se refiere a sus propias experiencias, posiblemente metafóricas, de enfrentar grandes desafíos, simbolizados por 'luchar contra fieras en Éfeso'. Esta imagen subraya la intensidad de sus luchas por el Evangelio. Sin la esperanza de la resurrección, tales esfuerzos parecerían fútiles, llevando a una mentalidad de 'comamos y bebamos, que mañana moriremos', una frase que refleja una vida centrada únicamente en la gratificación inmediata y desprovista de una perspectiva eterna.
El argumento de Pablo es que la resurrección de los muertos otorga un profundo significado a la vida y a los sacrificios realizados en fe. Asegura a los creyentes que su trabajo no es en vano y que hay un futuro más allá de esta vida. Esta esperanza de resurrección es central en la fe cristiana, animando a los creyentes a perseverar a través de las pruebas con la certeza de que sus vidas tienen un significado eterno. Al afirmar la resurrección, Pablo llama a los corintios a vivir con propósito, esperanza y un enfoque en los valores eternos en lugar de placeres temporales.