La media tribu de Manasés, un grupo significativo dentro de las tribus de Israel, experimentó un crecimiento y prosperidad sustanciales, lo que les permitió asentarse en una amplia y fértil región. Este territorio se extendía desde Basán hasta Baal Hermón, incluyendo a Senir, que es otro nombre para el monte Hermón. Este asentamiento no solo fue un testimonio de su fuerza numérica, sino también de su importancia estratégica en la región. La tierra que ocuparon era conocida por su fertilidad y ubicación estratégica, lo que les proporcionó ventajas tanto económicas como militares.
Esta narrativa subraya la fidelidad de Dios al cumplir Sus promesas a los descendientes de Jacob, asegurando que tuvieran un lugar donde crecer y prosperar. Refleja la importancia de la comunidad y la fuerza que proviene de la unidad y el propósito compartido. La historia de la media tribu de Manasés sirve como un recordatorio de las bendiciones que vienen al ser parte de una comunidad más grande y la importancia de establecer una base sólida para las futuras generaciones.