El versículo ofrece una breve mirada a la familia del rey David, enumerando a tres de sus hijos: Elishama, Eliada y Eliphelet. Este detalle genealógico es parte de un registro más amplio que documenta los descendientes de David, una figura clave en la historia bíblica. La línea de David es especialmente significativa porque a través de ella se profetiza la venida del Mesías, Jesucristo. Esta conexión resalta el cumplimiento de las promesas de Dios y la continuidad de Su plan a lo largo de las generaciones.
La mención de los hijos de David sirve como un recordatorio de la importancia de la familia y la herencia en la narrativa bíblica. Subraya la idea de que Dios trabaja a través de familias y linajes para llevar a cabo Sus propósitos. Cada nombre en esta genealogía lleva consigo el peso de la historia y el desarrollo de la historia de Dios con Su pueblo. Al trazar estas líneas, la Biblia enfatiza la fidelidad de Dios en mantener Su pacto con David y, por extensión, con todo Israel. Esta genealogía no solo registra hechos históricos, sino que también apunta al legado espiritual y la esperanza de redención que proviene de la línea de David.